domingo, 26 de mayo de 2019

ELECCIONES EUROPEAS



Son muy importantes las elecciones de la comunidad europea, al igual que las regionales de algunos países del viejo continente. Dos artículos pertinentes sobre el tema, el primero anterior a los comicios y el segundo después de conocer algunos resultados. El columnista es un analista del periódico “El país” de España.


EUROPA SE TIÑE DE INESTABILIDAD
La renovación total de la cúpula de la UE con una Eurocámara sin mayoría clara, una bancada euroescéptica crecida y el Brexit pendiente augura una legislatura complicada
Bruselas 26 MAY 2019 - 10:14 COT

Bernardo De Miguel


Pocas veces se han colocado en Europa tantas urnas al mismo tiempo. Y nunca se ha esperado que un escrutinio europeo desencadene una transformación política del continente tan tremenda como la prevista a partir de los resultados oficiales que empezarán a publicarse a las 23.00 de este domingo (cierre de colegios en Italia).

A falta de concretarse el reparto de escaños, el único pronóstico que tienen claro los analistas es que Bruselas se contagiará de la inestabilidad y volatilidad política que domina la mayoría de las capitales europeas. Los dos grandes grupos —los populares del PPE y los socialistas de S&D— no sumarán, probablemente, más del 50% de los escaños. Los liberales (con la esperada aportación de los eurodiputados de Emmanuel Macron) y los Verdes (en ascenso en Alemania) esperan convertirse en la bisagra de la nueva legislatura. Pero no está claro que ninguno de los dos lo consiga por sí solo.

“El nuevo Parlamento será más complicado y para muchas decisiones será necesario, probablemente, sumar al menos cuatro grupos parlamentarios”, resume Guntram Wolf, director del centro de estudios Bruegel.

Gobiernos en minoría y elecciones anticipadas se han convertido en un rasgo habitual de las políticas nacionales desde que la crisis del euro, la emergencia de los populismos y la contestación social reventaron el bipartidismo a principios de esta década. Europa se estrena este 26M en el mundo de hoy e iniciará una nueva andadura en la que deberá construir consensos de nuevo cuño.

El alcance de la inestabilidad en ciernes dependerá en gran medida de la participación electoral (la abstención ha aumentado ininterrumpidamente desde los primeros comicios en 1979) y del ascenso o no de las fuerzas antieuropeas, capitaneadas por un Matteo Salvini que espera arrollar en Italia y por el imprevisto refuerzo del Partido del Brexit en un Reino Unido que, en contra de lo esperado, participa en estas elecciones.

MÁS INFORMACIÓN
Europa se tiñe de inestabilidad La ultraderecha europea corona en Milán a Salvini como su nuevo líder
Juncker asume como error no haber hecho campaña contra las “mentiras” del Brexit
Pugna en el seno de la UE para decidir quién elige al sucesor de Juncker
Europa se tiñe de inestabilidad DIRECTO El minuto a minuto de las europeas
Ambos fenómenos se retroalimentan, porque la baja participación suele redundar en beneficio de los euroescépticos, favorecidos por la movilización del voto de protesta y la desmovilización del votante habitual en otros comicios. Aun así, Bruselas confía en que las fuerzas euroescépticas, ahora con el 20% de los escaños, no superen el umbral de dolor del 33% a partir del cual, según fuentes comunitarias, podrían entorpecer la maquinaria legislativa.

Europa, en cualquier caso, cambiará de cara a casi todos los niveles. El resultado marcará el proceso de elección de los principales altos cargos de la UE —presidencia de la Comisión, del Consejo, de la Eurocámara, el Banco Central Europeo y de la Alta Representación de Política Exterior de la UE—; provocará casi con certeza una reestructuración de los principales grupos de la Cámara, con trasvases y fugas de eurodiputados; y puede debilitar o precipitar la caída de varios Gobiernos, desde Italia a Holanda o, incluso, Alemania, donde los socialistas pueden verse abocados a corto plazo a abandonar la gran coalición de Angela Merkel.

En los dos países donde arrancaron el jueves las elecciones, el Reino Unido y Holanda, han bastado los sondeos a pie de urna (a la espera del resultado este domingo) para desatar sacudidas. La primera ministra británica, Theresa May, ha anunciado su dimisión a la espera de un escrutinio que anticipa el hundimiento de los tories y la amplia victoria del Partido del Brexit recién creado por Nigel Farage. En Holanda, los socialistas de Frans Timmermans han dado la vuelta a los pronósticos y parecen haber arrebatado la victoria a los liberales del primer ministro, Mark Rutte, y arrasado a los eurófobos de Geert Wilders. El Gobierno de Rutte, ya de por sí frágil, sale aún más debilitado. Y esa inestabilidad puede contagiarse a Bruselas, con dos grandes focos potenciales de incertidumbre, coinciden las fuentes consultadas: el nombramiento del sucesor de Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión y la negociación del presupuesto de 2020 y del marco presupuestario para el periodo 2021-2027.

Negociación complicada
La renovación total de la cúpula de la UE tendrá que llevarse a cabo con un Parlamento Europeo que se anuncia sin mayorías claras, con pocas posibilidades de formar una gran coalición (entre populares y socialistas) y con una bancada euroescéptica crecida y dispuesta a bloquear el proceso legislativo. Si el bloqueo, como se teme, se instala en Bruselas, “podemos tener un verano de crisis institucional”, avisa una alta fuente del Partido Popular Europeo, dominante en Bruselas (ahora ocupa las presidencias de la Comisión, Consejo y Parlamento) y cuyo poder puede verse seriamente debilitado por las urnas.

El regateo de cargos y dinero coincidirá, además, con un periodo especialmente sensible en la política del continente, marcado por el cambio de Gobierno en varios países (Bélgica, Austria, Finlandia, Dinamarca y, sobre todo, Reino Unido), el plazo para ejecutar el Brexit (31 de octubre) y la posible retirada de Merkel como canciller. Con ese telón de fondo, crece, más que nunca, el riesgo de que la UE se quede con Juncker como presidente en funciones de la Comisión y con las cuentas prorrogadas a partir del próximo enero.

La Comisión de Juncker ya admite en público que no descarta prolongar la estancia en su sede del edificio Berlaymont más allá del 1 de noviembre, fecha prevista para el relevo. En privado se reconoce que los preparativos en marcha contemplan incluso una prórroga más larga, que podría llegar hasta bien entrado 2020. “Al final se llegará a un acuerdo, pero puede llevar tiempo”, advierte Wolf. El director del think tank Bruegel duda de que el nuevo escenario pueda abocar a una parálisis. Y cree que el reparto de poder obligará a buscar un “gran acuerdo” en torno a los puntos fundamentales, aunque la negociación pueda ser complicada.

En teoría, la sucesión de Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión debería pactarse en la cumbre de junio y ser aprobada en julio en un pleno del Parlamento Europeo. En la práctica, se puede “ir a un largo periodo de negociación”, admite un alto cargo de la Comisión. En Bruselas, casi nadie se atreve a descartar la posibilidad de “un verano negro” en el que se desencadene una trifulca sin precedentes entre las grandes familias políticas del continente (democristianos y socialdemócratas). La cuña euroescéptica liderada por Salvini y la francesa Marine Le Pen podría agravar la situación en un momento en que las fuerzas que golpean a la UE desde dentro (populistas y ultraderecha) y desde fuera (Donald Trump y Vladímir Putin) ponen en peligro la estructura del club. Por primera vez, las formaciones euroescépticas o eurófobas podrían alzarse con la victoria hasta en seis socios de la UE que suponen el 40% de los escaños a repartir, incluidos tres de los más grandes (Francia, Italia y Reino Unido).

La Comisión, en cambio, se mantiene en estado de negación. Y aunque reivindica el final de un quinquenio en el que se ha dado la vuelta a la situación económica (con cifra récord de empleo e inversión al nivel de antes de la crisis), se desentiende de la deriva política hacia la intolerancia que vive buena parte del continente. “¿Qué tiene que ver la Comisión con el ascenso de Vox en España, de Salvini en Italia o de Farage en el Reino Unido?”, se pregunta un alto cargo del organismo. La pregunta retórica se queda en el aire a la espera de las urnas.


EL AUGE DE VERDES Y LIBERALES FRENA EL AVANCE ULTRA EN LAS ELECCIONES EUROPEAS

Los sondeos a pie de urna para el Parlamento Europeo apuntan a un desplome del PP europeo y los socialistas

El Partido Popular Europeo (PPE) se perfila como vencedor de las elecciones al Parlamento Europeo, según las primeras estimaciones, basadas en sondeos a pie de urna en 12 países. Las fuerzas ultraderechistas y eurófobas que aspiran a bloquear o desmantelar la Unión Europea han dado también un importante zarpazo en los comicios de este domingo, logrando la victoria, según los mismos sondeos, en plazas tan importantes como Francia, Italia, Reino Unido o Polonia.
La segunda proyección de escaños publicada por el Parlamento, poco después de las 21.00 de la noche del domingo, otorga 177 al PPE (221 en 2014), frente a 147 de Socialistas y Demócratas (S&D), la segunda fuerza más votada (191 en 2014). Las formaciones euroescépticas suman 172 escaños, en torno al 25% de un hemiciclo de 751. Una cifra lejana al temido 33% con el cual podrían aspirar a entorpecer la maquinaria legislativa, pero considerable dado que su presencia se consolida entre varios de los países grandes de la UE.

Su ascenso se ha visto mitigado en algunos países (Alemania) y neutralizado en otros (Holanda y Austria), gracias, en parte, a una participación que se ha disparado al alza por primera vez en 40 años de elecciones al Parlamento Europeo. Pero las cuatro jornadas de votación han desencadenado una sacudida política de importantes dimensiones, con un Parlamento Europeo sin mayorías nítidas y con varios Gobiernos en el alero, entre ellos, el de Alemania.

MÁS INFORMACIÓN
El auge de Verdes y liberales frena el avance ultra en las elecciones europeas ¿Para qué sirve el Parlamento Europeo?
La participación en las elecciones europeas sube en España, Francia, Alemania e Italia
Francia castiga a Macron y da la victoria a Le Pen en las elecciones europeas, según las primeras estimaciones
La Europea del descontento
El grupo liberal, según la primera proyección, rondaría el centenar de diputados (frente a los 67 parlamentarios de 2014), lo que le permitiría convertirse en una bisagra imprescindible para una alianza entre conservadores y socialistas. Los Verdes, con 69 escaños, según la estimación (obtuvieron 50 en 2014), también aspiran a ese papel y se ofrecen ya como complemento para una mayoría estable. En España, según resultados ya oficiales, el PSOE se convierte en la fuerza más votada, con un 32% de los apoyos, equivalente a 20 escaños, según el recuento de casi la totalidad de las papeletas (94,5%).

La caída de la abstención, que marcó un récord del 56,2% en 2014, parece confirmar el efecto catalizador del Brexit, que ha destapado ante la opinión pública el riesgo real de desintegración de la unidad europea. La masiva afluencia en ciertos casos (en países otrora tan euroescépticos como Dinamarca se ha superado el 60%) ha despejado los temores previos de Bruselas.

El atractivo de las urnas también ha aumentado considerablemente gracias a la personalización de algunas de las opciones en políticos de renombre continental, como el presidente francés, Emmanuel Macron, emblemático representante de las opciones proeuropeas, y el vicepresidente del Gobierno italiano, Matteo Salvini, como cabeza visible de la alternativa euroescéptica. Y en varios países, entre ellos España, la participación se vio estimulada, además, por la coincidencia de las europeas con otros comicios nacionales, regionales o locales.

"Me complace anunciarles que la primera estimación sobre participación apunta a la cota más alta en 20 años y al primer aumento significativo desde las primeras elecciones en 1979", señaló hacia las ocho de la tarde el portavoz oficial del Parlamento, Jaume Duch. Los datos apuntaban a una cota de entre el 49% y el 51%, el mejor dato desde 1994 (56,7%) y muy por encima del 42,6% de hace cinco años.

Sin embargo, las mayores elecciones transnacionales del planeta, con más de 425 millones de potenciales votantes, han dejado claro el evidente descontento en grandes capas de población, canalizado en muchos países a través de formaciones que abogan por la ruptura con la UE (como el partido del Brexit en Reino Unido) o por recortar drásticamente las competencias de las instituciones comunitarias (como la Lega de Salvini en Italia, el PiS de Jaroslaw Kaczynski en Polonia o el Fidesz de Viktor Orbán en Hungría).

El resultado también revela el desgaste de las dos grandes familias políticas (democracia-cristiana y socialdemocracia), que han sido los pilares del proyecto europeo durante seis décadas. Los datos apuntan a una ajustada victoria del Partido Popular Europeo (PPE), que se habría impuesto por quinta vez consecutiva desde 1999. Pero su margen de maniobra se ha reducido significativamente y ni siquiera con la ayuda de los Socialistas y Demócratas (S&D) parecen en condiciones de sumar una mayoría de más del 50% de los escaños.

Los conservadores han preservado el liderazgo en su principal feudo, Alemania, e iniciaron los movimientos para intentar mantener el control de la Comisión Europea en la misma tarde del domingo, antes de que cerrasen los colegios electorales en todo el continente (los últimos, en Italia, a las once de la noche).

La secretaria general de la CDU y posible sucesora de Angela Merkel en la cancillería, Annegret Kramp-Karrenbauer, reclamó la presidencia de la Comisión Europea para su compañero Manfred Weber, candidato del PPE. "Si, como parece, la noche electoral confirma que el PPE es la mayor familia en Europa, entonces está claro que Weber debe encabezar la Comisión", señaló Kramp-Karrenbauer.

Los socialdemócratas, que cuentan con el holandés Frans Timmermans como candidato a presidir la Comisión, no parecen haber logrado los avances esperados y España se perfila como su único bastión. En Alemania podrían quedarse como tercera fuerza, por detrás de conservadores y Verdes, lo que abre la opción a buscar a corto plazo una coalición para el Gobierno federal.

La debilidad socialdemócrata complica la propuesta de Timmermans de forjar una alianza progresista en Bruselas para reducir por primera vez la fuerza del PPE en las instituciones. La idea pretendía abarcar a un arco parlamentario "desde Macron hasta Tsipras", en alusión a los liberales franceses y los izquierdistas griegos. Las primeras proyecciones indican que una alianza de cuatro partidos (socialistas, liberales, verdes e izquierda) se quedarían a una decena de los 376 escaños necesarios para nombrar al presidente de la Comisión.

El plan también puede quedar muy debilitado si se confirma que el grupo de Macron, Renacimiento, es derrotado en las urnas por Reagrupamiento Nacional (RN), de Marine Le Pen. El partido de Alexis Tsipras, Syriza, también parece abocado a un segundo puesto tras los conservadores de Nueva Democracia.

La derrota de Macron, si se confirma, sería especialmente significativa, porque el presidente francés había convertido la cita del 26 de mayo en una suerte de plebiscito sobre el proyecto europeo. El inquilino del Elíseo aspira a dar la vuelta al resultado de 2014, cuando el partido de Le Pen se convirtió en el más votado del país. Cinco años después, la ultraderechista mantiene casi intacto su empuje. Y el europeísmo entusiasta de Macron puede haber sufrido su primer batacazo en las urnas después de haber sido seriamente cuestionado por las protestas de los chalecos amarillos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario