DIRATO ha querido
consolidarse como punto de encuentro. En este sitio se busca que prevalezcan
las buenas maneras y esperamos siempre que alrededor de un buen café nos deleitemos con una conversación amena,
constructiva en el mejor de los casos, pero sobre todo fresca, sin pretensiones
dogmáticas.
La universidad
Bolivariana por su cercanía nos ha permitido conocer estudiantes de medicina,
historiadores y alguno que otro estudiante inquieto por los libros y las
novedades literarias o en el mejor de los casos para departir sobre temas
puntuales. De igual manera nos visitan jubilados, con su mirada sabia, el ritmo
propio de quienes no tienen afujías, de silencios prolongados, denotan el
profundo conocimiento de la vida, como cuando uno sabe lo que va hacer el hijo
y nada de lo que haga o diga impedirá que se lance a sus aventuras, solo queda
callar y esperar que le hayamos preparado bien.
En DIRATO nos llega
mucha clientela, se me asimila a veces a las experiencias que vivimos como
viajeros, a esos encuentros furtivos tan enriquecedores que se dan en las salas
de espera, paradisíacos en ocasiones y verdadera caja de pandora en otras.
Hace más de dos
meses hemos recibido en DIRATO un grupo exitoso de ingenieros y hombres de
negocios que nos han permitido conocer una realidad diferente, pues los
literatos muchas veces les parecemos demasiados abstractos. El mundo suyo es muy concreto y en concreto, piso a tierra. El ingeniero recibe
un paisaje, lo trasforma, lo modifica, construye siempre, esa es su labor. Son hombres prácticos, de resultados visibles.
Dialogar y cambiar
palabras con ellos ha sido enriquecedor. Jorge, Gustavo, Hernán, Pacho, son
personas inteligentes, el intercambio nos ha permitido conocer una óptica de nuestra realidad diametralmente diferente a
la nuestra, no me refiero a los aspectos ideológicos, sino a su manera de
concebir el país, desde donde hablan. Ahora que he dialogado informalmente, reflexione que este país ha sido manejado por abogados y economistas, por
personas con carreras humanísticas para darles cualquier eufemismo, alguna vez
tratamos seriamente este tema cuando trabajamos los principales problemas del
estado colombiano, cuando se habla de política, los técnicos e ingenieros
brillan por su ausencia, ellos han contribuido seriamente al progreso de este
país, andamos y vivimos en sus obras, nos comunicamos a través de las
plataformas creadas por ellos, gran parte de las actividades esenciales de
nuestra vida han sido realizadas con su participación, pero más bien en lo
político, tal vez el último presidente de este talante fue Virgilio Barco.
Pensé frente a esta
diatriba, que la mirada al país de su parte es muy diferente a la nuestra, conocen
ese otro país, el que se oculta debajo de las sabanas y en apariencia funciona
bien, realidades que develan gran parte del oprobio que es trabajar con la
clase dirigente y política, pero su condición practica les enseñó a manejar este galimatías, sin molestarse,
conocen el sistema a la perfección, no lo cuestionan, lo padecen, han sabido
acomodarse con inteligencia. Son escépticos, no pesimistas, tienen un sentido de
las cosas que les genera una actitud práctica, no se engañan y de alguna manera
tienen esa visión espartana de la existencia que parece obviar las abstracciones, que
es diferente a desconocerlas. Este intercambio ha sido enriquecedor. Su líder es
Jorge H, para no entrar en detalles, está claro que este grupo nos enaltece con
sus visita.
La esperanza es que
nuestro sitio siga engrandeciéndose, no agrandándose que es diferente, que bien
por esta gente y esperamos no abandonen el barco, buena mar.
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