EL INMENSO Y ABISMAL CUADRANTE DE LA TIENDA DE KAREN
EL SITIO
En este pequeño sitio de tres por tres
se asientan todo tipo de seres
de los más lúcidos hasta los más estúpidos
como hermosas luciérnagas
esperan la noche
el tiempo se dilata
cada uno administra sus ansiedades
mortales animales
sin salida alguna
vertemos en una copa de licor o cerveza
los logros y frustraciones, las guerras inútiles
esperan ser recordadas
en otros sitios ya no nos
escuchan
nos batimos por ello aquí, sin límite alguno,
con todos nuestros poderes
esperando ser al menos hombres libres
sin alguna atadura y con holgura
así sea tan sólo por unos pesos
que nos permitan otra vez ser de nuevo alguien
no importa que nos dure tan solo unos segundos
QUIEN MANDA AQUI (LA TIENDA DE KAREM)
pareciera que alguien más que Karen manda
puede ser una persona que en el anonimato
desde el puesto y la mesa indicada
con esa máscara que los poderes ocultos
establecen, espera ser el amo. Su intención, crear un orden en medio del desorden
entre la espesura de tanto borracho
tanto ser encantador
tanto silencioso
señora mojigata
dulcinea o gato o ese perro o mascota
que desde el garaje del rey se bate.
La clave, llegar temprano
tener para pagar la cuenta
ser de derecha y como el gato
gruñir y sacar la uñas
para crear la sensación
de mando tan de moda
por estos ratos.
LA MONA (EN LA TIENDA DE KAREN)
Llega en su bicicleta clásica verde
como la espesura de nuestros cafetales
con su aroma, su dulzura, con la condescendencia
clara de un alucinógeno
llena de vida, con cierto desencanto
por una humanidad que nos traiciona
de unos intelectuales que presumen
industriales empoderados entre sus fábricas inútiles
llega
acompañada del recuerdo fuerte de una madre que la mira
desde el ámbito de una loca luna.
eterna y vigilante, pese a lo lejana.
cuando llega, todo cambia
nada es igual
ella con su pelo ensortijado
se vuelve el alma,la vida
de un lugar que nos encanta
simplemente por su anonimato y desparpajo
poemas vanos de Cesar H Bustamante
KAREN
No solo es el alma de sus hijas
la razón trascendental de un lugar
con pretensiones de universo
con sus lunas, sus satélites
y
esos meteoritos humanos que solo ella entiende
de sus mal llamados clientes
de los muchos borrachos que llegamos
como aves migratorias
sin ley y sin amos
para hallar en esta terraza de tres por tres
el lugar o el nido como las águilas
que buscan esquivar la vida
efímero lugar que la noche
acaba a una hora límite
como toda felicidad, de antemano
sabemos que este elixir no será eterno
o al final tan solo un buen recuerdo
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